ࡱ> #` 1bjbjmm .<[ rrr | $)$)$)8\),*LRh*(++++,,,8R:R:R:R:R:R:R$!ThVJ^R0,,00^R++sRCCC0++8RC08RCC:I,I+* '$)~ADI 8RR0RNIRVBNVII8VI`,i-C-tm.9,,,^R^RTCd,,,R0000$d  DE LA VITRINA AL CONTEXTO PERDIDO. EXPLORANDO NUEVAS PERSPECTIVAS EN TORNO A LOS DISCOS METLICOS DEL POSTALAYTICO Laura Perell Mateo, Bartomeu Llull Estarellas ARQUEOUIB. Grupo de investigacin de Cultura Material y gestin de Patrimonio Arqueolgico (Universidad de las Islas Baleares).  HYPERLINK "mailto:l.perello@uib.es" l.perello@uib.es  HYPERLINK "mailto:b.llull@uib.es" bartomeu.llull@uib.es Resumen: En la bibliografa sobre arqueologa de Mallorca, tradicionalmente el trmino tintinabula se refiere a objetos de metal de forma discoidal, generalmente asociados a otros elementos que iran unidos al mismo, tales como cadenas, alambres, varillas, etc. y que aparecen siempre en contextos funerarios del perodo Postalaytico de esta isla (650/550 a.C.123 a.C.). Ante la carencia de excavaciones modernas o de contextos definidos ha de prescindirse de informacin ms concreta, de modo que este trabajo se basa en el estudio de piezas procedentes de museos, de las que casi nunca tenemos ms informacin que el nombre del yacimiento y en ocasiones publicaciones antiguas. El anlisis y la revisin de materiales descontextualizados obligan a basar el peso del estudio en el anlisis fsico del propio objeto, sea a travs de la observacin o de estudios arqueomtricos. Este trabajo es una reflexin a travs de la cual intentamos devolver a estos objetos parte de su contexto perdido y entrever a las personas que hubo detrs de su elaboracin y uso. Palabras clave: Mallorca, arqueometalrgia, tintinabulum, Edad del Hierro, tecnologa. Abstract: In the literature about archaeology of Majorca, the word tintinabula traditionally refers to metal discshaped objects that are usually associated with other elements, such as chains, wires, rods, etc. and that always appear in funerary contexts of the Postalayotic period of this island (650/550 BC123 BC). In the absence of modern excavations or defined contexts, we must work without more specific information, so that this work is based on the study of pieces from museums, of which we seldom have more information than the sites name and old publications. Analysis and review of decontextualized materials force us to base the study on the analysis of the physical object itself, either through observation or archaeometric studies. This paper is a reflection through which we try to give back to these items part of their lost context and to glimpse the people who were behind their development and use. Key Words: Majorca, archaeometallurgy, tintinabulum, Iron Age, technology. INTRODUCCIN Tradicionalmente, en la arqueologa de Mallorca, la palabra tintinabulum es un trmino muy general que abarca distintos artefactos que comparten una morfologa bsica, en la cual el elemento principal es un disco metlico. Tintinabulum (que en latn significa campanilla) es un concepto cargado de significado que atribuye indiscutiblemente la funcin de emitir sonidos. Influyentes autores se acercaron a estos objetos denominndolos as de modo genrico, como Waldren y Rossell Bordoy (1973) o Guerrero (1985). Otros autores se limitan a denominarlos simplemente discos en sus publicaciones (Fernndez-Miranda, 1978; Enseat, 1981; Coll, 1989) para no otorgar ese significado relacionado con la sonoridad que no siempre queda claro. En este trabajo no se han tenido en cuenta los llamados umbos por Rossell Bordoy (1974: 124), o discos-fbula por Coll (1989: 418), y que son el tipo 3 de Fernndez-Miranda (1978: 277), puesto que a nuestro entender no tienen nada que ver con los objetos que aqu tratamos. Este artculo se basa principalmente en un estudio sistemtico y detallado de numerosos discos depositados en los museos de Art y de Lluc procedentes de antiguas excavaciones en diversas necrpolis o colecciones privadas. El anlisis y la revisin de materiales en su mayora descontextualizados, nos obliga a sustentar el peso del trabajo en el anlisis fsico del propio objeto. No obstante, si asumimos las bases tericas que interpretan la tecnologa como reflejo de acciones sociales (Lemonnier 1986; Dietler y Herbich 1998; Dobres 2010) a travs de las cuales se expresan determinadas visiones del mundo y valores culturales, podemos dar un salto cualitativo y reflexionar sobre algunos aspectos aparentemente intangibles. La revisin actual de estos artefactos desde un punto de vista arqueometalrgico y la realizacin de mltiples anlisis de composicin elemental, nos da la oportunidad de preguntarnos sobre aspectos que hasta el momento haban quedado velados por el predominio de los paradigmas bajo los cuales fueron examinados anteriormente. En el presente artculo se proponen nuevos enfoques encaminados a tratar de devolver a estos objetos parte de su contexto perdido. Se trata de una revisin interpretativa, a la luz de los datos aportados por la arqueometra, y partiendo de la idea de que estudios de materiales aislados siempre proporcionarn informacin sesgada si no tenemos en cuenta los estudios sobre tecnologa efectuados sobre otros del mismo contexto cronocultural. Por otra parte, se argumenta cmo estudios meramente fsicos de los objetos pueden proporcionar informacin sobre las personas que interactuaron con los mismos, crendolos, dndoles uso y otorgndoles significado dentro de un marco sociocultural determinado (Jones 2004). APROXIMACIN CRONOLGICA Y TIPOLGICA Los discos metlicos del Postalaytico han sido objeto de numerosas sistematizaciones tipolgicas. Las dimensiones y las decoraciones han sido las principales caractersticas de referencia tomadas para la elaboracin de las clasificaciones, a excepcin de la realizada por Coll, que trat de utilizar un criterio funcional (1989). Con este ltimo modelo de clasificacin existe un problema, y es que no sabemos la funcin de cada tipo morfolgico, y por lo que observamos, no siempre queda claro que haya una relacin entre tipo y funcionalidad. Tampoco resultan prcticas las sistematizaciones propuestas en base a criterios morfolgicos y es por eso por lo que cada vez que un autor se ha acercado al estudio de los discos, ha realizado la suya propia conforme a sus propios razonamientos. Aunque no sea el objetivo de este trabajo debatir sobre clasificaciones tipolgicas, y conscientes de lo subjetivas que resultan, nos vemos en la obligacin de establecer un criterio que nos sirva de gua para poner orden al registro. Nuestra sencilla divisin en dos grupos de discos busca la operatividad y claridad que para nuestro fin no hemos encontrado en las sistematizaciones realizadas con anterioridad, sin buscar ser una clasificacin definitiva ni de referencia. As, nicamente para apoyar y favorecer la comprensin de las argumentaciones que se presentaran a continuacin, haremos las siguientes distinciones: Grupo A: Es el grupo ms homogneo en cuanto a su morfologa y por ello, en todas las sistematizaciones, reciban el nombre que reciban, los autores siempre coinciden en ver un nico tipo. Son el tipo 2 de Fernndez-Miranda (1978: 276), los discos de bronce de tipo 2 de Enseat (1981: 110), el tipo 19.1.2 de Coll (1989: 414) y los discos medianos de Hernndez-Gasch (1998: 87). En la sistematizacin ms moderna, Balaguer los llama discos suspendidos o fijos (2005: 279). Se trata de discos de bronce, normalmente de fundicin, aunque de forma excepcional se encuentran manufacturados en hierro. Su dimetro es habitualmente de una media aproximada de 10 cm (Perell y Llull en prensa). Por lo general presentan decoracin simple en el anverso pudiendo combinar distintos motivos como crculos concntricos, mameln central y reborde. En el reverso encontramos una anilla de suspensin en la cual se engarzan otros elementos como cadenas, alambres o cintas de metal laminado que unen el disco a una varilla. Estas ltimas pueden ser de seccin cuadrada, rectangular, redonda u ovalada y estn rematadas en los extremos por una rodela. En la mayora de los casos, estos elementos se hallan separados unos de otros a causa del deterioro de las piezas de unin, por lo que relacionarlos directamente resulta a menudo sumamente problemtico. No obstante, cuando estos se encuentran unidos, las combinaciones y asociaciones entre tipos de elementos y materiales no parece regirse por patrones especficos. No se puede descartar que algunos de estos elementos estuvieran originalmente manufacturados en materiales perecederos de los que no ha quedado evidencia. En ningn caso se han hallado asociaciones directas de estos discos a badajos (Enseat 1981: 110). Algunos autores se han decantado por otorgarles un posible origen local por la falta de paralelos (Coll 1989: 414; Frontan 1991:120121; Balaguer 2005: 281). Grupo B: Es un grupo muy heterogneo. En este grupo caben los discos clasificados por Fernndez-Miranda como de tipo 1 (1978: 275276). Enseat los llama pteras (1981: 109110), por la forma de plato de muchos de ellos, y son los tipos 19.2, 19.3 y 19.4 de Coll (1989: 415417). Hernndez-Gasch los llama discos grandes (1998: 9192) y Balaguer los llama discos percutores o discos mviles y discos abombados (2005: 285, 290). Las caractersticas compartidas por este grupo tan diverso son que normalmente tienen un dimetro ms grande que los del Grupo A y que estn manufacturados en lmina de cobre o bronce. Casi siempre la decoracin es de repujado y puede ser geomtrica o con motivos vegetales. Incluimos en este grupo a discos que cuentan con un sistema de suspensin y a discos que tienen lo que algunos autores llaman mango (Veny 1947: 52; Fernndez-Miranda 1978: 276; Coll 1989: 416). Muchos se han hallado asociados a badajos o varillas percutoras, por lo que parece indiscutible una funcin sonora (Figura 2). La variedad de discos es tan grande y podemos encontrar tamaos y decoraciones tan dispares, que resulta difcil no dejar siempre fuera de las sistematizaciones tipolgicas a muchos ejemplares atpicos. De hecho, una clasificacin exhaustiva tendra numerosos tipos formados exclusivamente por un nico ejemplar. Pese a lo expuesto, hay que remarcar que esta distincin en dos grupos tambin pone en evidencia a algunos ejemplares ambiguos que no vamos a ser capaces de incluir en un grupo u otro. En este trabajo trataremos de comprender a qu se debe tal diversidad. Todas las tentativas de precisar la cronologa de los discos y sus variantes, resultan frgiles en sus argumentos a causa de la precariedad de los contextos arqueolgicos. En Son Real se documentaron cinco discos y diversos elementos como varillas o eslabones de cadenas que estaran relacionados con los mismos. En tumbas de la fase SRII (alrededor del s. V a.C.) aparecieron dos ejemplares del Grupo A (SR 74, 2 y SR 74,3). En la fase SRIII (s. IVII a.C.) se document otro disco del mismo Grupo (SR 36,5) y dos discos ms del Grupo B, los ejemplares SR 19, 2 y SR 91, 3. Tambin en una tumba de esta ltima fase de Son Real se recuper un badajo como los que suelen asociarse a los discos laminados de Grupo B (Hernndez-Gasch 1998). Se han sugerido cronologas antiguas para la aparicin de los discos de Grupo A (Rossell Bordoy 1974: 121122), aunque otros autores creen que en realidad la aparicin de los discos no ira ms all del siglo VII o VI a.C. (Coll 1989: 414). Lo que s es seguro es que aparecen en numerosos enterramientos a partir del siglo V a.C., si bien resulta complicado confirmar una cronologa anterior. Por otro lado, en Son Real, los discos de Grupo B slo han aparecido en la ltima fase de esta necrpolis. SOBRE SU USO, FUNCIONALIDAD Y SIGNIFICADO Se han interpretado como objetos de prestigio y smbolo social (Waldren 1982: 425), como posibles objetos sonoros de carcter simblico (Frontan 1991: 121); incluso, basndose en los motivos vegetales de algunos discos del Grupo B, como objetos de culto religioso relacionados con la fertilidad y de carcter apotropaico o que tendran que ver con la inmortalidad ligada a la fecundidad (Llins et al. 1995: 177). Por otro lado, para Coll, apoyndose en los hallazgos de Son Bosc, podran ser elementos distintivos de rango social tanto del gnero masculino como femenino (1989: 460). Enseat descarta que los discos del Grupo A pudieran haber tenido una funcin sonora ya que en ningn caso estos han aparecido junto a percutores (1981: 110). No obstante, el hecho de que muchos autores usaran el trmino generalizado de tintinabula para referirse a todos los discos queda justificado por la circunstancia de que existen numerosos discos de Grupo B asociados a badajos que guardan un gran parecido con discos de Grupo A. Tanto es as, que a menudo resulta incmodo separarlos en tipos distintos, pues parece indiscutible que hay una idea subyacente comn a todos ellos y todo hace pensar que estamos ante la misma clase de objeto (Figura 3). Es por eso por lo que creemos que no queda tan claro que podamos separar tipos y funciones ni en qu casos realmente debe hacerse con el nivel de conocimiento que tenemos actualmente. Es posible que se hayan perdido ciertos elementos manufacturados en materiales perecederos, de modo que pudieron existir percutores de madera que de ningn modo se habran conservado al proceder gran parte de los discos de enterramientos en cal. De hecho, parece verosmil pensar que los agujeros que presentan muchas de las varillas en su base tuvieran la funcin de alojar o ligar algn objeto suspendido que no se ha conservado (Figura 4). En el ejemplo de la Figura 5 podemos ver como uno de los discos de Grupo B presenta un sistema de suspensin propio de los discos de Grupo A, aunque utilizando otra tcnica. Por otro lado, el ejemplar de Son Real de Grupo B SR 19.2 (Hernndez-Gasch 1998: 80) apareci junto a una varilla de las que normalmente van asociadas a los discos de Grupo A (si bien, se trataba de niveles revueltos). As pues, se hace difcil afirmar con rotundidad que estamos ante objetos de diferente uso y comprobamos, como mencionbamos en el anterior apartado, que hay ejemplares muy difciles de clasificar. Sin duda, la discusin sobre la funcionalidad y significado de estos objetos es una de las ms controvertidas, aunque por el estudio de diversas roturas y reparaciones (Figuras 6 y 7), parece obvio que estos objetos tuvieron algn uso antes de ser amortizados en las necrpolis. En contextos rituales y funerarios es frecuente encontrar objetos que tienen una funcin sonora (Garca y Jimnez 2011: 90). Teniendo en cuenta la frecuente presencia de campanitas en el mbito funerario postalaytico, no sera extrao que los discos, o al menos gran parte de ellos, tambin tuvieran realmente esta finalidad. Parece indiscutible, al menos en el caso de los discos que aparecen en asociacin a badajos. Por el momento, lo nico que podemos decir de estos ltimos y posiblemente de gran parte de los discos, es que tuvieron una funcin sonora cuyo rol social nos es desconocido. Es lo que Lund denomina sound-producing devices, y que pueden ser tanto instrumentos musicales como objetos que pudieron tener un uso acstico en pocas pasadas que hoy nos es desconocido (1981: 246247). Se tratara de objetos que en paleorganologa se conocen normalmente como idifonos percutidos (Hortelano 2008: 387). En la Edad de Hierro de la Pennsula Ibrica se conoce una gran cantidad de instrumentos sonoros de metal que proliferan especialmente a partir del s. VII a.C., como las campanitas, los cascabeles y los crtalos, hechos en bronce o en hierro (Hortelano 2003: 160). Esta cronologa es muy prxima a la propuesta por Rossell Bordoy o Coll para la aparicin de los discos de tintinabula de Mallorca, como ms arriba mencionamos, si bien est muy discutida por lo confuso e indeterminado de los propios contextos arqueolgicos. Por otro lado, pensamos que, aunque dichos objetos tienen la capacidad de emitir sonidos, esta no tiene porqu ser su principal funcin e incluso esta puede ser una cualidad prescindible, siendo su valor primordial lo que realmente representan. Sobre el rol de estos objetos poco ms podemos decir. Enseat apunta que en la necrpolis de Son Ribot apareci un disco sobre la boca de un individuo y la varilla junto al brazo (1981: 110). Tambin en la Cueva de Son Bosc apareci un disco fragmentado relacionado con el enterramiento 1 (Enseat 1981: 28). Se trataba de un individuo femenino y el disco se hall en la zona donde habra estado el pecho. No obstante, asociado a un enterramiento masculino de la misma necrpolis apareci una varilla (Enseat 1981: 111), por lo que resulta complicado a partir de estas escasas evidencias sacar conclusiones en cuanto a su relacin con el gnero de los inhumados. Todo esto, unido al hecho indiscutible de que gran parte de estos discos se hallaron entre los conglomerados de cal de muchos enterramientos, evidencia que formaron parte del ajuar funerario, aunque desconozcamos ms asociaciones claras a individuos concretos y sin descartar una funcin ritual previa a su amortizacin. En otros contextos culturales, los instrumentos musicales pueden tener propiedades mgicas vinculadas a proteger al difunto y a ahuyentar demonios y espritus malignos. Esto es lo que sucede en el mundo fenicio pnico, donde por ejemplo panderos, crtalos y campanitas se hacan sonar en los rituales funerarios, preferiblemente por mujeres (Delgado y Ferrer 2012: 145), al igual que los cmbalos de la Pennsula Ibrica (Hortelano 2003: 157). Los tintinabula, del mismo modo, podran haberse usado de un modo semejante en los cortejos fnebres, aunque no podamos afirmarlo con rotundidad. Las campanitas, como los discos, acaban tambin formando parte de los ajuares de los difuntos, tal y como atestiguan los registros de numerosas necrpolis mallorquinas o de las tumbas ebusitanas del Puig des Molins. A nivel antropolgico, los datos que permitiran apoyar inferencias de ndole social en relacin a estos objetos, son muy pobres, quedando limitados a estudios que normalmente toman a los individuos fuera de su contexto de necrpolis, desligado de su ajuar. Todo esto es debido a que la mayora de los discos fueron recuperados en excavaciones antiguas y por lo tanto, con un inters antropolgico prcticamente nulo. A esto debemos aadir que los enterramientos en cal, han dificultado notablemente este tipo de estudios. De este modo, tenemos muy poca informacin que permita, por un lado saber si todos los enterramientos de las necrpolis cuentan con estos objetos o si por el contrario, slo era una parte de ellos. De la misma manera, se desconoce tambin si los individuos enterrados en una determinada necrpolis formaban parte de una misma comunidad o si slo era una parte de ella con un estatus social determinado. Ms, si tenemos en cuenta la gran cantidad de discos documentados en algunas necrpolis. Cierto es que abarcamos una cronologa muy amplia, pero desde luego, parecen objetos relativamente comunes. CARACTERIZACIN DE LOS DISCOS POSTALAYTICOS En trminos generales, de los estudios arqueomtricos efectuados sobre metales postalayticos, se desprende que la tradicin metalrgica balear, en cuanto a su composicin elemental, est bien enraizada en la tradicin de caractersticas definidas como mediterrneas, si bien tiene particularidades propias que podran acercarla de un modo ms concreto a reas como Etruria y Grecia (Rovira 1993; Rovira, Montero y Consuegra 1991; Perell y Llull en prensa) cuyos niveles medios de Sn y Pb en las aleaciones son semejantes a los postalayticos. Abundan tambin los bronces con menos de un 2% de Pb o de Sn, lo que, junto a lo observado en el comportamiento de las trazas de Sb y Ag, estara indicando que, en consonancia con lo que ocurre en otros lugares en las mismas cronologas, la mayora del metal usado para fabricar los tintinabula es metal reciclado, y por tanto de procedencia diversa. Muchos aspectos importantes en cuanto a nivel tecnolgico estn todava sin resolver. El hecho de que existan elevados porcentajes de Fe en algunas analticas de composicin de bronces podra ser indicador del uso de hornos modernos de tiro forzado. En estos hornos es ms probable que quede atrapado el Fe en el Cu que en los hornos antiguos, ya que las altas temperaturas alcanzadas, de hasta unos 1200 C de forma estable, incrementan la solubilidad del Fe en el Cu (Rovira 1993: 53). Aunque es cierto que en estas cronologas se observa este fenmeno de forma generalizada en otras regiones, no podemos olvidar que existe otra explicacin a los porcentajes elevados de Fe, y es que es posible que estemos ante metales poco refinados, en los que en lugar de ver una aleacin accidental, estemos viendo restos de escoria atrapada en el metal (Montero etal. 2011: 110). As pues, los resultados en las analticas nos pueden estar hablando de dos cosas totalmente opuestas y hoy por hoy, nos resulta imposible discriminar una de las dos si no es mediante la realizacin de una metalografa en alguno de estos metales. De cualquier manera, no es posible descartar la convivencia del uso de diferentes tipos de hornos. Anlisis inditos de discos de Grupo A y varillas de cobre como los de Es Fiters (Muro), son ejemplos concretos que sealan una dinmica tecnolgica ms prxima a la que estara vigente en las primeras etapas de la Edad del Bronce. La deteccin de cantidades significativas de As en los tintinabula de Es Fiters, aunque sin sobrepasar el lmite del 1% en peso, no invitan a pensar en la adopcin de estos nuevos hornos, o que al menos no se ha llegado a temperaturas muy altas para la realizacin de estos objetos en concreto. Dado que el As es muy voltil y que se pierde en cada proceso pirometalrgico, aunque estos cobres no pueden llamarse cobres arsenicados, podra estar indicando, por un lado, que para la fabricacin de estos tintinabula no se ha usado metal reciclado, y por otro, que tanto la reduccin como la fundicin se han debido llevar a cabo en hornos en los que no se ha alcanzado temperaturas muy altas. A partir de los estudios arqueomtricos y morfotipolgicos observamos en los discos tres caractersticas generales: a) Heterogeneidad tcnica y tecnolgica Siguiendo a Dietler y Herbich (1998: 235), las tcnicas son aquellas acciones humanas que resultan de la produccin o utilizacin de los objetos y, como recuerdan los autores, los objetos suelen conservar particularidades fsicas que informan sobre las tcnicas usadas en su fabricacin y uso. Por lo tanto, objetos y tcnicas estn integrados y condicionados por las relaciones sociales y prcticas culturales. Este hecho ofrece la posibilidad de que una comprensin de esta compleja relacin nos pueda informar acerca de la sociedad y su cultura en general. As, podemos decir que las elecciones tcnicas estn condicionadas por factores socioculturales, adems de por las propiedades fsicas del material trabajado. Si nos detenemos en los discos, nos encontramos con que se documenta una gran diversidad de tcnicas aplicadas a la realizacin de un mismo tipo de artefacto, hasta el punto de que se podran describir diferentes cadenas operativas que incluso a veces implican el know how en diversas tecnologas. Ignoramos si en esta diversidad influye tambin un factor cronolgico y esta es una limitacin importante que nos impide discernir cundo estamos ante una innovacin o si simplemente se trata de variabilidad tcnica o tecnolgica. Por un lado, la gran mayora de los discos de Grupo A son discos procedentes de fundicin. Las analticas de composicin elemental muestran que hay una clara tendencia al uso de bronces ternarios frente a los binarios (Rovira et al. 1991; Perell y Llull en prensa). Esta tendencia tiene una lgica prctica, ya que la adicin de plomo facilita este tipo de trabajo con moldes al bajar el punto de fusin de la colada y facilitar su manejo. nicamente tenemos noticia de un molde de arenisca que se conserva en el Museo Diocesano (Cerd 1978: 2), aunque por el momento no hemos podido estudiarlo. Por otro lado, en muchos de los discos se aprecian detalles como los mamelones, o en su reverso las asas de sujecin, aparentemente modelados, que nos inclinan a pensar en el uso de la tcnica de la cera perdida para determinadas piezas. De hecho, como veremos, no encontramos nunca dos discos exactamente iguales, lo que nos lleva a pensar en el uso de moldes diferentes en cada caso concreto. El mismo fenmeno se detecta en otros elementos como las varillas y eslabones de cadenas. En cuanto a los trabajos de mecanizado, existen muchos ejemplos de discos clasificados como de Grupo B, pero que tienen una acusada similitud morfolgica con los de Grupo A (Figura 3 y 5) estando manufacturados mediante laminado. Son en su mayora de cobre puro o bronces binarios pobres, algo que de nuevo tiene una lgica tecnolgica dada por las limitaciones fsicas del propio metal, si bien es cierto que tambin hay casos extraos, como el uso de una aleacin Cu-Pb para el laminado de una cinta como elemento de unin entre un disco y una varilla, la cual no tiene explicacin desde el punto de vista prctico (Rovira et al. 1991: 62). Muchas de las varillas documentadas y analizadas presentan tratamientos mecnicos de forja o martillado, y de igual manera los anlisis muestran por lo general un uso lgico desde el punto de vista tecnolgico de los metales utilizados para este tipo de deformacin plstica. Debemos llamar la atencin aqu sobre el asunto de los discos y varillas forjados en hierro (Figura 8). Las manufacturas de hierro prehistricas son siempre realizadas mediante forja, si bien estamos ante artefactos para los que se requiere un conocimiento tecnolgico completamente diferente. La fabricacin de discos y varillas en hierro hace que nos cuestionemos si se trata de un fenmeno de innovacin, aunque en realidad desconocemos por completo en qu momento aparecen. Estos objetos seran mucho ms complejos de fabricar y solo conocemos unos pocos casos excepcionales. Sabemos que en el Postalaytico la tecnologa del hierro est completamente asumida por las comunidades locales y no son raros los objetos de hierro en las necrpolis en forma de espirales, brazaletes, espadas o clavos. Tambin es muy comn encontrar pequeos elementos de hierro formando parte de otros artefactos como podran ser eslabones de cadena en tintinbula de bronce (Figura 9). La combinacin de tcnicas y metales usados en un mismo objeto en el cual los elementos se ligan adems mediante diversos sistemas de unin, es ciertamente muy diversa dentro de los dos Grupos de discos. Ante esto, deberamos preguntarnos si, como se ha apuntado antes, no existiran tambin elementos manufacturados con materiales perecederos, tales como madera, cuero o cuerda. El hecho de que muchos de los enterramientos sean en cal habra dificultado su conservacin. La heterogeneidad tcnica no slo afecta a los procedimientos usados, si no tambin al conocimiento que el artesano tiene de los mismos. En el caso de los discos de Grupo A, a menudo encontramos ejemplares con importantes defectos de fundicin (tales como agujeros o huecos). Estos defectos tcnicos, que en algunos casos son importantes, tal vez no deberan interpretarse como tales ya que no parece que motivaran ningn rechazo que condujera al reciclaje del metal. De hecho, encontramos discos con defectos que han sido reparados y posteriormente amortizados en contextos con gran carga simblica, de tal manera que nada hace pensar que la pieza se invalide por este motivo. Por tanto, dichos errores tcnicos deberan considerarse como caractersticas propias del artefacto (Figura 10). b) Heterogeneidad morfolgica. El objeto resultante de cualquier proceso tecnolgico, a nivel formal depender de factores socioculturales y, a su vez, del proceso de fabricacin y todas las elecciones tcnicas que participen del mismo. As, en lneas generales se aprecia un amplio abanico de posibilidades en ese resultado como consecuencia de la heterogeneidad tecnolgica, tcnica y morfolgica. Dentro de la heterogeneidad morfolgica, no slo caben la diversidad de tamaos, pesos y decoraciones, sino que tambin coexisten discos de gran simetra y aspecto muy cuidado con discos de manufactura tosca y asimtrica (Figuras 10 y 11). El dimetro de los discos es variable, aunque los de Grupo A presentan un patrn ms homogneo que generalmente parece corresponder con una palma y media, o bien que sus dimensiones permiten rodearlos juntando los dedos ndice y pulgar de ambas manos. Por tanto, es probable que las medidas para su fabricacin se debieran a la aplicacin de valores antropomtricos de los agentes que intervinieron en su fabricacin (Perell y Llull en prensa). La variedad de decoraciones de los discos del Grupo A es muy limitada y abundan los ejemplos de discos con reborde y mameln central o con reborde, mameln central y crculo concntrico. Ms raros son los discos que presentan formas radiales como algunos casos de Son Bau (Frontan 1991) o Es Moro de Son Coves (Guerrero 1985). Tambin hay discos que no presentan decoracin alguna (Figura 1, nm. 2) En cambio, como ya hemos mencionado, los discos del Grupo B son morfolgicamente muy heterogneos. Entre ellos encontramos desde toscos discos con badajo como el de la Figura 3 (nm. 3), hasta discos con complejos repujados de motivos geomtricos o vegetales como hiedra o parra, que claramente no corresponden a las tradiciones decorativas locales, como en el caso de los discos con badajo de Cometa des Morts I (Veny 1947) o algunos de Son Bosc (Enseat 1981). Estos en concreto son muy simtricos y tienen un acabado muy elaborado que revelan un alto grado de pericia tcnica que deberamos relacionar con una produccin especializada (Figura 2 y 12). Creemos que tanto los motivos decorativos como la calidad de manufactura de estos casos concretos pueden estar indicando una procedencia fornea, o que, en cualquier caso corresponderan a mbitos tecnolgicos diferentes, entendiendo por mbito tecnolgico el concepto definido por Perea (1995). Admitimos que aqu podramos estar incluyendo objetos de funcin diversa y que por ello habra diferencias morfolgicas entre unos y otros. No obstante, si atendemos slo a los discos que reconocemos con certeza como objetos sonoros por su asociacin directa a badajos o percutores, la conclusin del anlisis sigue siendo la misma: existe una gran heterogeneidad morfolgica. c) Homogeneidad conceptual Como hemos visto, cuando analizamos los discos en conjunto, vemos que en general parece que estamos ante un mismo tipo de objeto, que puede haber tenido un uso y significado comn. Se trata de discos que, al menos en la mayora de los casos, han podido tener una funcionalidad sonora y simblica. Es cuando comparamos los elaborados discos repujados con badajo como los de Son Bosc o Cometa des Morts I, y los sencillos discos con badajo como el de Sa Madona (Figura 3, nm. 3), cuando nos damos cuenta de que, pese a las diferencias morfolgicas, se trata de objetos insertos en una misma tradicin, independientemente de la evolucin que pueda haber sufrido su significado simblico a lo largo de siglos. Por otra parte, la homogeneidad conceptual resulta ms evidente en los discos de Grupo A, debido a que en general presentan una variedad de motivos decorativos muy limitados, representando la misma idea de forma repetitiva en infinidad de yacimientos. Las decoraciones de crculos concntricos con mamelones centrales, aluden a un concepto simblico claramente simtrico aunque, generalmente, en la prctica no haya una preocupacin por reflejar fsicamente esa simetra. Adems, estos motivos decorativos, se repiten en la cermica indgena de estas cronologas (Garca Rossell 2010: 924). El anlisis de este aspecto refuerza la idea de que muchos de los discos repujados del Grupo B, sean en realidad objetos forneos. El hecho de no haber encontrado paralelos exactos de objetos con funcin sonora como los de los ejemplos de ms arriba de Cometa des Morts I o Son Bosc, nos lleva a pensar que estos discos pudieran haber tenido un sentido original muy distinto al que le habran dado las comunidades locales. Estos objetos, fuera de su contexto cultural originario, habran sido reinterpretados y adaptados a las necesidades y modo de pensar local. Enseat hace una interesante observacin cuando habla sobre los discos que clasifica como pteras sealando que uno de los ejemplares de Son Bosc tiene perforaciones en el borde que habran podido servir para ajustarla mediante remaches a otro objeto de material perecedero (Enseat 1981: 109) y admite la posibilidad de que estas fueran utilizadas para usos distintos al de platos. El mismo hecho hemos podido constatar en la ptera de Cometa des Morts I, en la que tambin se aprecia una perforacin en un borde con claros signos de haber servido para suspenderla con algn elemento que no se ha conservado (Figura 12, nm. 3). Por otro lado, en una de las elaboradas pteras de Son Bosc aparece una inscripcin latina (Fernndez-Miranda 1978: 276; Enseat 1981: 33; Coll 1989: 418), cosa que apuntala el argumento a favor de que estaramos ante objetos forneos, que bien pudieran haber tenido un uso local diferente al primario. Otro buen ejemplo de este fenmeno podra ser el disco fragmentado con decoracin geomtrica de sa Cova de sa Madona, el cual parece haber sido perforado para suspenderlo y fijarle el badajo (Figura 13). UNA VISIN TRANSVERSAL De todo lo expuesto hasta ahora, en lneas generales, podramos deducir que tenemos un grave problema de desorden por la falta de contextos y que tenemos una gran variabilidad de objetos que consideramos la misma cosa. Con toda seguridad, entre estos discos habr ejemplares que no fueron tintinabula, pero en este trabajo hemos visto que no resulta factible tratar de deducir su funcionalidad a travs de estudios tipolgicos, pues con toda probabilidad tenemos en el registro gran cantidad de objetos forneos reinterpretados localmente. En trminos generales, parece claro que no existe una receta estricta para la realizacin de estos objetos, ni para los metales que han de usarse, ni en cuanto a la combinacin de los diferentes elementos que iran unidos a los discos. Habra que preguntarse si todo esto est definiendo un grado alto de flexibilidad en la transmisin del conocimiento, si estamos ante diferentes tradiciones, e incluso si se tendra que ver, en la falta de homogeneidad en la produccin, a artesanos con distintos grados de pericia tcnica. De hecho, los graves defectos de fundicin que hemos podido observar en algunas piezas, ms bien parecen ser debidos a la poca destreza en el manejo de la colada y el vertido en los moldes. Creemos que la respuesta ms probable sea que lo que observamos es el resultado de una combinacin de las tres, que nos estara hablando de un control relajado del proceso tecnolgico implcito en la propia cultura. Todo esto, estara indicando una produccin metalrgica con una baja estandarizacin, no elaborada por especialistas y probablemente realizada en un mbito domstico. Aunque las operaciones metalrgicas sencillas como la fabricacin de pequeos objetos como punzones pudieran ser algo habitual, creemos que la fabricacin de los tintinabula no sera algo muy frecuente, cosa que podra dificultar la transmisin de conocimiento y propiciar la falta de prctica. Si echamos un vistazo a lo que se documenta en otras esferas tecnolgicas ms estudiadas, como la de la cermica postalaytica, vemos que en este caso tambin se observa una variabilidad tcnica que afecta a todo el periodo. Algunos autores (Garca Rossell 2010: 1477; Albero 2011: 13881391) observan que entre los siglos VII a.C. la variabilidad existente es menor, aumentando y apareciendo nuevos gestos y operaciones tcnicas a partir del siglo II a.C. En la Baha de Santa Pona, en la franja situada entre los siglos VII a.C., estas variaciones se dan entre yacimientos. Es decir, cada lugar de produccin fabric sus cermicas de forma bastante homognea, si bien los gestos tcnicos y las operaciones tcnicas fueron diferentes entre los ncleos habitacionales de produccin. No obstante, tanto Garca Rossell (2010: 1547) como Albero (2011: 1389) coinciden en sealar el hecho de que este mayor grado de homogeneidad no se da en contextos funerarios, por lo que podra deducirse que esto es debido a que los objetos depositados all podran proceder de diferentes ncleos habitacionales, por lo tanto de diferentes centros productivos (Garca Rossell 2010: 1547). Esto tambin podra explicar que no veamos homogeneidad en la produccin de los tintinabula, puesto que al proceder todos de necrpolis, podran haber sido amortizados en ellas objetos procedentes de distintos centros productivos y por lo tanto, estaramos ante diferentes tradiciones tcnicas. Llama tambin la atencin la deteccin del aumento de la hetereogeneidad en la produccin cermica a partir del siglo II a.C. y se observa una gran variabilidad tanto en las cadenas operativas, como en los materiales utilizados y las formas resultantes. Los autores citados atribuyen este fenmeno a una desestructuracin de los procesos de produccin debido a la segmentacin y disgregacin social de la cultura indgena a la que asistimos durante este periodo. En palabras de Garca Rossell: Cabra la posibilidad de interpretar esta variabilidad como un fenmeno de ausencia de estrategias comunes y normas generales y, consecuentemente, un aumento de la flexibilidad en las costumbres y ritos. De ser as estaramos ante la desaparicin de estrategias de cohesin del grupo, de referencias de identidad grupal y ante fenmenos de desestructuracin de la sociedad (2010: 1558), algo que se hace cada vez ms notable a medida que avanza el Postalaytico y sobre todo con la presin cada vez ms fuerte del mundo pnico y romano. Por otra parte, desde el inicio del Postalaytico parece haber una ruptura con el periodo anterior en cuanto a la calidad de la produccin cermica, presentando a partir de este momento un peor acabado de la forma, una notable falta de simetra y falta de homogeneidad tipolgica, aunque en el segundo periodo se acenta esta tendencia, detectndose un descenso generalizado de la pericia tcnica de las alfareras (Garca Rossell 2010; Albero 2011). Si aceptramos que este modo de comportamiento no slo se da en el mbito de la cermica, sino que tiene su reflejo en otras esferas, tendramos un punto de partida que permitira reinterpretar los vagos contextos que tenemos para los objetos metlicos procedentes de antiguas excavaciones. Viendo esto, nos preguntamos si los discos no nos estn informando de los mismos fenmenos sociales y nos preguntamos si muchos de los discos con defectos de fundicin podran ser expresin de las dinmicas apuntadas ms arriba. Tal vez, en este sentido, cuando Floro se refiere a las embarcaciones de los habitantes de las islas como inconditas rates (Bellum Balearicum, I, XLIII), no tan slo utiliza el adjetivo de forma despectiva, sino que muy bien podra haberse referido a unas embarcaciones fabricadas siguiendo los mismos esquemas estructurales que se advierten en la elaboracin de los objetos metlicos autctonos como consecuencia de la accin fsica sobre la materia por unos agentes que comparten un mismo habitus. De todas formas, este es el nico momento de la prehistoria del cual tenemos fuentes escritas y estas son la plasmacin de visiones exgenas de la cultura postalaytica en un proceso de desarticulacin, por lo tanto debemos ser cautos al reinterpretar los puntos de vista plasmados por los autores clsicos. Por otro lado, como venimos diciendo, tenemos varios indicios que nos invitan a pensar que muchos de los discos del Grupo B podran ser objetos forneos que han sido reinterpretados por las comunidades locales, y de ser as, parece que esto se dara ms bien en momentos tardos del Postalaytico. Los ejemplos de Son Bosc o Son Taxaquet pueden ser de cronologas recientes si atendemos a la presencia de una inscripcin en uno de ellos al parecer en alfabeto latino (Enseat 1981: 33). Coll defiende para estos una cronologa de al menos el siglo II a.C. (1989: 418). Como hemos apuntado en otro apartado, Enseat seala las perforaciones de una de las pteras como un indicio de que estas habran podido se utilizadas de modo diferente a su funcin original. Por otra parte, Frontan destaca que los discos que nosotros agrupamos dentro del Grupo B, pese a tener paralelos formales y decorativos en la meseta ibrica, Italia y Francia, no pueden ser considerados la misma clase de objetos que los mallorquines. Entre otras cosas, este autor argumenta que en otros lugares nunca se encuentran junto a percutores o elementos para su suspensin, y que nunca presentan seales de haberse usado para tal fin (Frontan 1991: 120). Este hecho, podra dar fuerza a la idea ms arriba sugerida sobre el carcter hbrido de estos discos. Si nuevamente observamos qu ocurre con los materiales cermicos del Postalaytico, podemos ver que las producciones de importacin tienen cada vez ms presencia en el mundo indgena, dndose fenmenos por ejemplo de reutilizacin de cermica a torno como contenedores funerarios y como tapadoras de los mismos a partir del siglo II a C. en las necrpolis del Tmul de Son Ferrer o en Cas Santamarier (Garca Rossell 2010: 1520) o casos como el de la reutilizacin de asas y pivotes anfricos como pesas de telar (Quintana 2006). Tambin se detectan influencias de la cermica de importacin en las formas indgenas, hecho que, sin llegar a representar imitaciones, podra estar dndose de modo generalizado desde el siglo IV a.C. (Garca Rossell 2010: 1521). REINTERPRETANDO LAS EVIDENCIAS La revisin de materiales a la luz de los datos arqueolgicos de investigaciones recientes sobre el periodo Postalaytico que parten de un punto de vista ms cercano a la arqueologa interpretativa, nos obligan a cuestionarnos aspectos que anteriormente eran difciles de plantear. Como hiptesis de trabajo proponemos que, a partir de un planteamiento fractal, y comparando los estudios de las cermicas indgenas ms arriba expuestos (Garcia 2010; Albero 2011) con la produccin metalrgica y los pocos contextos de que disponemos, podramos tener ante nosotros dos fases en la produccin de discos que a grandes rasgos podran ser estas: -Fase I, que coincidira plenamente con el Postalaytico I (VII a. C.) aunque podra haber empezado antes, y en la que slo existiran los discos del Grupo A. Esta se caracterizara por una mayor homogeneidad tecnolgica y tipolgica. -Fase II, que coincidira bsicamente con el Postalaytico II (IIIII a. C.), en la que se documenta una mayor variabilidad tcnica o tecnolgica y morfolgica y en la que coexistiran discos del Grupo A con discos del Grupo B. Entre estos ltimos habra artefactos forneos reinterpretados y, como consecuencia de ello, tambin existiran discos de manufactura local con influencias exgenas. En ambas fases se documentaran una alta variabilidad, graves errores de fundicin y poca preocupacin por los acabados, la tcnica y la simetra de las piezas, aunque este hecho podra acentuarse en la segunda fase, tal y como se observa en la produccin cermica. No podemos asegurar que no existan casos de discos de importacin durante la Fase I, aunque estos se habran incrementado en la segunda Fase. En cualquier caso, entre estas dos fases habra un momento de solapamiento por el momento imposible de calcular en el tiempo. Lo que parece seguro, es que estos discos del Grupo B empezaran a aparecer en los contextos funerarios antes que las plaquitas de plomo y que la cermica de importacin, materiales que son comunes a partir del siglo III a. C. Por otro lado, en la mayora de los discos del Grupo A es evidente la utilizacin de la tcnica de la cera perdida. En estos casos, se aprecian indudables similitudes entre las tcnicas utilizadas para la confeccin del modelo a cera y las utilizadas en la confeccin de la cermica indgena a mano de estas cronologas. No resulta difcil pensar que los conocimientos usados por los artesanos que trabajan un determinado material se puedan transferir a otros medios. Tal y como apunta Sofaer (2006), las tcnicas y las formas de produccin pueden ser compartidas entre distintos medios y son comunes los prestamos e intercambios de ideas entre artesanos. Es un know-how compartido. Esta posible transferencia de conocimientos entre metalurgia y produccin cermica, nos lleva a plantearnos cuestiones de gnero (Srensen 1996; Sofaer 2006). Tradicionalmente, se han asociado las actividades metalrgicas al genero masculino, aunque sin datos arqueolgicos y basndose sobre todo en estudios etnogrficos (Srensen 1996: 46). De ser ciertos los presupuestos de Garca Rossell (2010) sobre el hecho de que la produccin cermica postalaytica recaera sobre el gnero femenino, podemos deducir la participacin de mujeres en la produccin metalrgica realizando, al menos, los modelos de cera. De no ser as, la manufactura de los modelos y manipulacin de arcillas para fabricar los moldes, indicara que los hombres estn llevando a cabo actividades supuestamente relacionadas, de alguna manera, con el gnero femenino. Creemos que podemos presumir que los tintinabula tenan un alto valor simblico en la sociedad, tanto por los contextos donde los encontramos como por las marcas de uso y reparaciones que demuestran una funcionalidad que no slo se limita a la de ajuar funerario. Todo indica que estos objetos eran marcadores de identidad social o cultural, que seguramente identificaban a un grupo o familia, aunque no podemos descartar que, a la vez, tambin fueran marcadores de identidad individual. Por tanto, es completamente factible entender dichos artefactos como elementos de un sistema de comunicacin social y expresin de la identidad. Sin embargo, tal como seala Perea (2010: 238) y que es perfectamente aplicable a nuestro caso, debemos ser conscientes de que sin los cdigos semnticos a los cuales est sujeto este sistema, el proceso de comunicacin se ha perdido para siempre. Por tanto, en este aspecto, difcilmente podremos llegar ms all de lo aqu expuesto. AGRADECIMIENTOS Damos nuestro ms sincero agradecimiento a Ignacio Montero Ruiz, a Carolina Gutierrez-Neira y a scar Garca Vuelta, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS, CSIC). Tambin damos las gracias a Ferrn Hierro Riu, de los Sevicios Cientifico Tcnicos de la UIB, al padre Ramon Ballester, responsable del Museo de Lluc (Escorca, Mallorca) y a Bernat Font, responsable del Museo Regional de Art (Art, Mallorca). As mismo, damos las gracias a nuestros compaeros del Grupo de Investigacin ArqueoUIB por todas sus observaciones durante la realizacin del presente trabajo. BIBLIOGRAFA ALBERO, D. (2011) Caracterizacin tecnolgica, social y adaptacin funcional de cermicas prehistricas en el Oeste y Sureste de Mallorca (170050 BC). Aproximacin sincrnica y diacrnica a partir del estudio arqueomtrico de pastas. Tesis doctoral leda en la Universidad de Granada. BALAGUER, P. (2005) Aproximacin cronotipolgica a la materialidad del postalaytico mallorqun: El ajuar funerario no cermico. 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La presente informacin es parte de la transferencia de conocimientos de los proyectos de investigacin Producing, Consuming, Exchanging. Exploitation of Resources and External Interaction of the Balearic Communities during the Late Prehistory (HAR200800708), y Vivir entre islas: Paisajes insulares, conectividad y cultura material en las comunidades de las Islas Baleares durante la Prehistoria Reciente (2500123 BC) (HAR 2012 32602), financiados por el Ministerio de Economa y Competitividad. Este estudio se ha beneficiado del programa operativo cofinanciado por el Fondo Social Europeo de ayudas para FPI concedidas por el Govern de les Illes Balears (Conselleria d'Educaci, Cultura i Universitats).     stuv  ! 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